Llegó al país este miércoles, ayer se presentó en Punta del Este, conoció la Fundación Atchugarry y hoy se presentará en Montevideo, en el teatro El Galpón, con su monólogo CHUNGO. La obra son noventa minutos de comedia en la que el actor realiza un recorrido lleno de anécdotas tanto de su vida profesional como personal, y en el que es el propio Zahera quien pone en ridículo a Luis Zahera.
Las entradas para la función de esta noche, a las 20.00 hs, están disponibles en RedTickets.
Primera vez en Uruguay ¿Cuáles son tus primeras impresiones?
Llegamos ayer, vine a Punta del Este y me parece maravilloso. Ese viento, ese mar Atlántico que me hace recordar a mi tierra natal. Estoy encantado de estar aquí, mañana conoceré Montevideo, pero Punta del Este me parece una maravilla.
Conocí la Fundación Atchugarry, me pareció una locura, pero una genialidad, y me pareció impresionante. Yo tuve la suerte de poder conocerlo a Pablo Atchugarry, que estaba trabajando allí y nos dedicó unos libros. Nos trató extraordinariamente bien y tengo una muy buena impresión de llegar a Punta del Este y que me traten de esta manera.
¿Por qué elegiste la palabra Chungo como título para tu monólogo?
Chungo es algo malo, un malote, usamos esa palabra en España para hablar de alguien malo. Pero en este caso es una ironía, porque la obra va de Luiz Zahera poniendo en ridículo a Luis Zahera, que quería hacer personajes de galán y terminó haciendo de lo peor de lo peor, como asesino o vendedor de cocaína. Es una ironía de cómo llegué a esos papeles chungos. Hablo de mi papá, de mi mamá, de mis hermanos, donde yo estudié.
Ponerse en ridículo es muy gratificante, es como una materia prima del humor para entretener y divertir a la gente. La verdad es que no soy un gran creativo, simplemente hablo de mí, de recuerdos y de cosas.
Más allá de los personajes ¿hay algo de chungo en Luis Zahera?
Todos tenemos una parte chunga, pero si me pareciera a los personajes que he hecho estaría preso (risas). Si bien es cierto que he estado encasillado con personajes chungos, siempre digo que el problema no es que te encasillen sino no trabajar, así que bienvenido sea.
Has dicho en alguna entrevista que lo que más te gusta es el teatro, más allá de que en los últimos años la masividad ha venido por la televisión o por el cine. ¿Qué es lo que más te gusta del teatro?
La comunión que tienes con la gente en esa liturgia. Es el aquí y ahora, que es lo que está ocurriendo, que es puro dentro de esta falsificación que es nuestro trabajo que es toda una mentirijilla dentro de todo. Yo creo que no hay nada como el teatro, no hay dos funciones iguales, es nuestro elemento natural. A lo mejor está muy bien la tele, está muy bien el cine, el cine permanece en el tiempo y con la televisión entras en los salones de la gente y formas parte de su familia, pero el teatro es lo divino, por utilizar una palabra un poco pretenciosa, es la cumbre, es a dónde llega el alpinista.
Imagino que enfrentarse a un público en vivo de otro país y otra cultura debe tener su dificultad ¿Cómo te preparas para eso?
Si. Debe tener sus vericuetos y debe tener su pánico, eso es lo que te asusta cuando llegás a otro país: lo que va a suceder, cómo lo van a vivir, si lo van a entender; pero bueno, creo que es un miedo natural, normal. Venimos un poco a probar, a ver cómo reaccionan aquí en Latinoamérica con este monólogo y a darlo todo. Ojalá que guste, que se diviertan, que haya risas y ojalá que aplaudan.
Los primeros síntomas son buenos porque la primera función se agotó, y si bien es cierto que la televisión y las plataformas nos hacen muy populares hay que hacerlo bien, entretener y ver cómo va.
Has trabajado con grandes directores y participado en grandes producciones ¿Hay algún papel te gustaría hacer que aún no has hecho?
Sinceramente, no soy una persona muy ambiciosa. A lo mejor, es un defecto. Los papeles que vayan llegando. Me preguntan cuál es mi papel más interesante y yo digo el siguiente, el que esté por venir.
Obviamente, como siempre hice de malo prefiero que me den otra clase de papeles y es cierto que me gustaría hacer una película de amor porque son las que más me gustan. Mi película preferida puede que sea París, Texas o Casablanca, me encantan. Pero cualquier papel que me den le cojo el gusto porque vuelves a ser el niño que eras. A un niño le das un trozo de madera y se divierte muchísimo, yo tengo esa virtud. Así que venga el papel que tenga que venir y lo disfrutaré.
¿Cuál es el consejo más valioso que le podrías dar hoy al Luis Zahera que comenzó a actuar por los años 80?
Decirle que esta es una profesión de resistir, es una carrera de fondo y tienes que aguantar. Cualquier profesión artística es muy extraña ¿por qué un pintor vende y otro no? ¿por qué un escultor gusta y otro no? A mi la popularidad y de alguna manera el éxito me ocurrió siendo mayor, cumplo 59 años. Así que le diría que dentro de lo raro que es esta profesión, que aguante porque nunca se sabe.
También le diría, con el pesimista que llevo dentro, que tenga un plan B porque también es una profesión dura. Solo vivimos de esto un 7% de los varones y en el caso de las mujeres el porcentaje es aún menor. Así que no sería mala idea que tuviera un plan b, porque más allá de la parte bonita puede ser muy cruel.
Lo que venís a presentar es un monólogo de humor ¿Cómo te encontraste con el humor en tu carrera?
Buscando ponerme en ridículo. Al fin de cuentas somos todos iguales, con nuestras debilidades. Así que la idea de esto es ver la parte vulnerable de Luis, la parte ridícula. Me gusta reírme de mí mismo y que la gente se ría conmigo.
En la interpretación la naturalidad es como un truco, las cosas no son mágicas sino que te hacen creer en esa magia. Nosotros tenemos que hacer lo mismo, entretener haciendo que todo pasa por primera vez. Pero me gusta mucho reirme de mi y que la gente se ría conmigo.
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