En ese sentido, conversamos con Guillermo Bazzán, director del restaurante, quién expresó que su pasión por la gastronomía inició en 1997 con tres colaboradores en un pequeño restaurante de 20 cubiertos. “Con el tiempo, fuimos creciendo y se incorporó mi primer ayudante, Matías Perdomo, quien hoy es el único chef uruguayo con una Estrella Michelin en Italia”, recordó Bazzán.
Asimismo, otros talentosos cocineros pasaron por Panini’s, como Pablo Paleo, dueño del restaurante Dueto. También, “emprendimos otros proyectos gastronómicos en lugares como Maroñas y Zonamerica, entre ellas nuestra sede en Pocitos, que sigue en funcionamiento hasta el día de hoy y cuenta con 24 años de trayectoria”, comentó.
Por otro lado, mencionó que su propuesta gastronómica tiene un estilo italiano: “Trabajamos con productos auténticos y viajamos con frecuencia para actualizarnos. Nuestra especialidad son las pastas rellenas y los risottos, aunque también ofrecemos carnes, pescados y mariscos”, indicó.
Destacó que la carta del restaurante se mantiene estable, pero que en cada temporada renuevan algunos platos. “Por ejemplo, el osobuco solía ser un plato invernal, pero su demanda hizo que se mantuviera todo el año. Mientras tanto, los clásicos como la lasaña y los ravioles de salmón son intocables; están desde el inicio”, afirmó.
En cuanto al diseño, Panini’s supo adaptarse con el tiempo. “El restaurante fue concebido por Ricardo Tornesi y en 2020 lo modernizamos con Sergio López Navarro, manteniendo su estilo toscano”, explicó el ejecutivo.
“Antes de la pandemia, Panini’s era un restaurante corporativo, con grandes mesas y manteles largos. Nos reinventamos con un ambiente más descontracturado, aunque sin perder elegancia”, resaltó.
Asimismo, dijo que “el nombre surgió porque nuestro primer local en Ciudad Vieja era una paninoteca. Luego, evolucionamos hacia la pasta y hoy somos un restaurante elegante”, explicó Bazzán.
Uno de los puntos fuertes de Panini’s son sus tres salas privadas, un atributo que lo distingue de otros restaurantes. “Tenemos la cava, con capacidad para 18 personas, y dos salas en el entrepiso para 12 y 20 personas”, detalló Bazzán. “Antes se usaban para reuniones corporativas, pero ahora también son muy solicitadas para eventos familiares”, agregó.
Por último, destacó que el éxito del restaurante no sería posible sin su equipo. “Tenemos empleados que nos acompañan desde hace 27 años. La fidelidad del personal se traduce en un mejor servicio y una experiencia más familiar para los clientes”, concluyó.