Y en medio de este paraíso, está el Hotel Fasano Trancoso. Más que un hotel, un refugio. Diseñado por Isay Weinfeld, que entendió que en un lugar así no se trata de imponerse, sino de integrarse. Todo —desde los 40 bungalows hasta el restaurante Fasano Praia— fue pensado para respetar el entorno y la comunidad local. Hay dos piscinas conectadas por un deck de 500 metros, un spa que parece hecho para apagar el mundo y un aire minimalista que deja que el verdadero protagonista sea el paisaje.
Pero lo que hace que este Fasano sea diferente es cómo transforma lo simple en inolvidable: cenas privadas bajo la luna, con antorchas marcando el camino hacia una única mesa en la playa, o noches especiales en la terraza del bungalow, con vino, velas y futones. Todo acompañado por el menú del chef Zé Branco. Incluso podés llevarte un pedacito del lugar con una pulsera artesanal hecha por una familia que planta diez árboles por cada pieza: lujo con propósito.
Y si sos de los que viajan también por la comida (¿quién no?), hay una excusa perfecta para ir en octubre: el Organic Festival Trancoso. Del 29 de octubre al 2 de noviembre, el pueblo se convierte en epicentro de la gastronomía consciente. Este año, uno de los grandes invitados será Mauricio Eraso, chef ejecutivo de Fasano Punta del Este, que trae toda su filosofía de cocina al fuego, esa que aprendió trabajando junto a Francis Mallmann.
Serán cinco días de talleres, charlas sobre turismo regenerativo, picnics comunitarios en el Quadrado y cenas diseñadas por más de 25 chefs en hoteles y restaurantes icónicos de la zona. Más que un festival, es una celebración: de la tierra, de los sabores, de la gente que hace que Trancoso sea lo que es.
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