El diablo vuelve a vestirse: lo que sabemos (y lo que imaginamos) de El diablo viste de Prada 2

Parece que Hollywood anda con nostalgia fashionista. Si Lindsay Lohan ya sacudió la agenda pop con el regreso de Un viernes locos, ahora es el turno de una de las películas más icónicas para quienes aman la moda: El diablo viste de Prada tendrá secuela, ¡y no podemos dejar de hablar de eso!

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La expectación es máxima. Las fotos del rodaje que llegan desde Nueva York nos muestran a Meryl Streep y Anne Hathaway nuevamente en la piel de Miranda Priestly y Andy Sachs, y no podemos evitar el déjà vu. Miranda sigue siendo esa mujer que con una sola mirada puede arruinarte el día (o salvarte la carrera), mientras que Andy… bueno, Andy ya no es la asistente ingenua de antes. Solo las imágenes de los estilismos que han trascendido ya son material de análisis: abrigos impecables, gafas de sol XXL y ese aire de poder que solo el vestuario de El diablo viste de Prada puede lograr.

La película, estrenada en 2006, se convirtió en un fenómeno cultural: no solo por sus frases memorables (“¿Eso es todo?” sigue siendo nuestra manera de cerrar chats incómodos), sino por haber acercado el mundo editorial de la moda a quienes lo veíamos como un universo inalcanzable. Ahora, casi 20 años después, el desafío es enorme: ¿cómo evolucionaron Miranda y Andy? ¿Cómo es Runway en la era de TikTok, influencers y cancel culture? ¿Y, por favor, alguien puede confirmar si Emily Blunt vuelve como la asistente más sarcástica de todas?

Lo cierto es que esta secuela ya está logrando algo importante: poner a la moda en boca de todos otra vez. Porque si algo entendimos con esta peli es que la moda nunca fue “solo ropa”, sino una declaración de poder, identidad y, claro, buen drama cinematográfico.

Mientras esperamos más imágenes oficiales y una fecha de estreno (¿será para 2026, en el aniversario número 20?), nos quedamos analizando cada look que sale del set. Si algo nos enseñó Miranda Priestly, es que los detalles nunca son un detalle.

Porque sí: el diablo sigue vistiendo de Prada, y nosotras seguimos queriendo ese abrigo imposible.

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