El proyecto no fue algo menor. Dirigida por Bruno Stagnaro, la serie demandó más de tres años de trabajo y un despliegue técnico sin precedentes en la industria audiovisual de la región. “El nivel de exigencia fue creciendo día a día. Empezamos a rodar con un nivel de tecnología altísimo: pantallas digitales impresionantes, efectos especiales... todavía estoy alucinado”, cuenta Darín, que también se involucró como productor ejecutivo, tal como lo hizo en Argentina, 1985.
“El Eternauta es parte del ADN cultural argentino. Cuando noté el respeto con el que se estaba abordando la historieta, me sentí tranquilo. Nadie vino a destrozar nada ni a hacer una versión alocada. Había cariño, lealtad y un enorme compromiso con el material original”, comparte. Para Darín, formar parte del proyecto fue más que un desafío profesional: fue un acto de responsabilidad. “Es un compromiso. Me daba cierto vértigo, claro. Pero tener a Bruno al frente me dio muchas garantías. Es alguien a quien respeto y quiero mucho”.
La historia original, publicada en 1957, gira en torno a una nevada tóxica que cae sobre Buenos Aires y transforma la vida de Juan Salvo, un hombre común que se convierte en líder y sobreviviente. Una trama que, más allá de su envoltorio fantástico, resuena con fuerza en la actualidad. “Es ciencia ficción, sí, pero con una verosimilitud que la diferencia de otras. Hay una carga simbólica muy potente. Cada espectador va a resignificar la historia desde su propia experiencia. Es el tipo de contenido ideal para eso”, reflexiona Darín.
Con 68 años recién cumplidos y una carrera que supera las cuatro décadas, Darín no le teme a lo nuevo. Al contrario. “No es que los busque, pero cuando aparecen, siento en el cuerpo que son para mí. Me gustan los desafíos porque son lo que te revitaliza, te rejuvenece y te hacen pensar cómo mierdas se hacen”, lanza con honestidad. “Además, me encanta trabajar con nuevas generaciones. Traen ideas alocadas, pero muy nutritivas. Me gusta estar ahí, aprender de ellos”.
Sobre su rol como productor ejecutivo, el actor reconoce que no fue solo un título. Se involucró en los diálogos, en la construcción de los personajes y en las decisiones creativas. “Bruno me invitó a ser parte de la mesa. Pude aportar desde mi experiencia y fui muy escuchado. Eso se agradece. Muchas veces se juzga solo el trabajo del actor, pero hay un detrás que también cuenta”.
La historia de El Eternauta no termina con esta primera temporada. Darín confirma que ya hay una segunda parte en camino. “Por contrato y por compromiso moral, tenemos que hacerla. Está acordado. No sé cuándo ni cómo, pero hay que hacerla. Hay una batalla final en la cancha de River que todos esperan… Vamos a ver si llego, aunque sea en silla de ruedas, pero vamos a llegar”, dice con humor y una sonrisa.
El Eternauta es un espejo de nuestro tiempo, un clásico resignificado, y una nueva aventura para uno de los actores más queridos del cine en español. Y como él mismo dice, “cuando algo te entusiasma de verdad, no lo podés dejar pasar”.
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