Entrar a su instagram @gabbfagundez es conocer su universo creativo: mucha moda, ojo artístico y una vida activa. Nació en Salto, el 3 de julio de 2001. Fue un niño espontáneamente creativo y un hábil emprendedor. Aún siendo niños, su hermano mayor viajó a Montevideo a jugar al fútbol, lo que impulsó a la familia a establecer una ruta constante entre su ciudad natal y la capital. Cuando Gabriel cumplió 18 años sabía que se instalaría en Montevideo a estudiar y aunque ver su futuro en moda fue un proceso gradual, se inscribió ilusionado en Integra. La pandemia complicó los planes de los primeros semestres pero conforme avanzó la vida académica su talento se hizo notar. Hoy, con apenas 23 años, ya hace ruido en el mundo de la moda local. El fotógrafo y creador de contenidos Santiago Colinet lo eligió como diseñador para el outfit que usó en la cobertura para InfoStyle de la New York Fashion Week, hace poco colaboró con Magma y su marca propia, Gabez, augura un futuro innovador en el mercado local. En esta charla quisimos conocer más de su historia personal, vida profesional y su mundo infinitamente creativo.
¿Cuáles son tus primeros recuerdos vinculados a tu vocación?
Siempre fui detallista y emprendedor. Desde muy chico acompañaba a mamá a comprarse ropa, me gustaba planear los cumpleaños, hacía manualidades y decoración para casa.
Emprendí muchas veces y de muy chico. A mis diez años me puse a hacer pulseras de macramé para vender en los recreos. Me pasaba mucho rato en mercerías eligiendo hilos y cordones…
¿Siempre supiste que te querías dedicar a diseñar?
Siempre me gustaron los números y si bien me iba muy bien en dibujo, en el liceo elegí hacer sexto de ingeniería. Ese año también tuve mi primer acercamiento real a emprender. Empecé a comprar mostacillas y vendía gargantillas que se usaban mucho en ese momento. Con el tiempo fui aumentando la complejidad hasta que empecé a trabajar con metales. Mi padre me enseñó a soldar, fui aprendiendo a engarzar piedras y empecé a vender todo tipo de accesorios. Me iba muy bien. Un día me topé con el instagram de la escuela de Pablo Giménez y me puse a investigar. De la escuela me avisaron que se estaba por hacer una jornada de becas y apenas recibí la información, supe que me quería dedicar a eso y no a los números. Si bien no sabía ni cómo usar una máquina de coser, decidí aplicar. Viajé a Montevideo, me las ingenié para todos los ejercicios y aunque no gané ninguna beca, me ofrecieron un descuento importante en la escuela, lo que me permitió estudiar lo que quería. Así comenzó todo.
¿Cómo fue tu proceso de formación como diseñador?
El inicio de mi carrera fue particular porque apenas hice la mudanza a Montevideo, llegó el COVID a Uruguay, por lo que el primer semestre terminó siendo vía zoom desde Salto. No fue fácil aprender a tejer a dos agujas a través de una cámara, pero fue una etapa muy interesante. Aprendí mucho y muy rápido. Terminé el semestre con un libro lleno de tejidos, información sobre tintes naturales y con mucho conocimiento de Illustrator. Me di cuenta que me gustaba el diseño gráfico y empecé a aplicarlo a mi marca de accesorios.
En el proceso de la carrera me di cuenta que mi marca estaba muy alejada de mi aspiracional y al mismo tiempo me consumía mucho tiempo en paralelo a que cursaba la carrera, por lo que decidí cerrarla. Fueron años de mucho aprendizaje, de conocer gente muy creativa, de inspirarme y crecer.
¿Cuál dirías que fue el momento más importante de tu carrera?
Presentar mi colección de egreso en Graduate Fashion Week en Dubai –un evento que reúne a las más importantes instituciones internacionales–. Trabajé en la investigación de mi colección de egreso por más de un año, fue un proceso increíble de mucho trabajo. Ese viaje fue completamente inesperado para mí. En Integra había llegado la propuesta de postular una colección de algún estudiante o egresado en una fundación en San Francisco, California. Se presentaron más de 300 personas y quedé seleccionado entre los 50 que asitirían. Resulta que cuatro meses antes del viaje, nos avisan que se cancelaba el concurso por fondos insuficientes. En cuestión de una semana Pablo averiguó sobre Graduate Fashion Week y nos dimos cuenta que estábamos a tiempo de participar de la edición 2023 en Dubai Fashion Week, que se realizaría al mes siguiente. Hicimos todos los trámites y pude viajar. Fue una experiencia increíble y enriquecedora tanto a nivel profesional como personal. Yo jamás había viajado solo, nunca me había subido a un avión. Fue una lluvia de información y experiencias increíbles. Vi otras realidades, conocí cómo se vive la moda en otras culturas, intercambié con otros estudiantes, me conocí mucho a mí mismo, descubrí de lo que soy capaz.
¿Cómo es tu actividad laboral actual?
Si bien uno no deja de aprender y trabajar nunca, con la experiencia me di cuenta que emprender es un caos que me gusta habitar. Hoy tengo mi propia marca, Gabez, y también me dedico a producir eventos vinculados a la moda. Hasta el momento tuve tres proyectos, que me llevaron mucho tiempo, trabajo y responsabilidad. Hacer las dos cosas a la vez es bastante complejo, me impide dedicarme 100 % a mi marca, pero he hecho varias cosas muy significativas: en agosto lancé una colaboración de tarjeteros junto a Magma para sus clientas VIP, también vestí al salteño Santi Colinet para hacer la cobertura de New York Fashion Week para InfoStyle, y actualmente estoy trabajando en nuevos proyectos para que mi marca se conozca más.
¿Cómo ves el mercado del diseño uruguayo actual?
El diseño uruguayo está en un momento interesante. Creo que hay un creciente reconocimiento del valor del diseño en muchos sectores, no solo en moda. Siento que se valora a quienes se animan a innovar, pero que a su vez al público uruguayo le sigue costando un poco animarse a vestirse de formas que se alejen de lo convencional.
¿Qué destacarías del diseño uruguayo?
Destacaría la creatividad y el empeño. En Uruguay es muy difícil emprender. Tenemos varias limitantes en cuanto a variedades de textiles, avíos, fábricas. Además la materia prima uruguaya es excelente, pero también es cara, lo que eleva los precios de los productos que resultan inaccesibles para la mayoría de los uruguayos.
Aún con este panorama, muchos diseñadores nos rebuscamos para encontrar una opción que pueda cumplir con la mayoría de los requisitos que buscamos. Puedo ejemplificar esto con las bolsas para el packaging de Gabez. Las empresas grandes de packaging exigen cantidades insólitas para que puedas grabar el logo. Hasta me dijeron que no hacían más bolsas en cartulina blanca porque son muy caras, lo que me parece insólito. Para enfrentar esto desde la marca recurrimos a imprimir el logo en vinilo de corte, pegarlos uno a uno en bolsas compradas, cambiar las asas, entre otros detalles artesanales que hay por detrás, que el cliente ni imagina.
Otra cosa a destacar del diseño uruguayo es su enfoque en sostenibilidad y la creación de productos que no solo sean estéticamente atractivos, sino también responsables con el medio ambiente. Cuando empecé a estudiar moda fue de las cosas que más me llamó la atención: todos los proyectos o entregas estaban relacionados a técnicas sustentables, zero waste, trabajar con puntas de stock, etc.