La diseñadora, radicada entre Uruguay y Nueva York, se ha convertido en una de las voces más originales de la moda latinoamericana contemporánea. Su lenguaje es propio, íntimo, visceral. Y en esta colaboración, lo llevó al extremo.
Catriel: oro, metal y electricidad
El look de Catriel fue un manifiesto visual. Llevó una chaqueta de seda tejida en oro, totalmente personalizada, que parecía flotar sobre su cuerpo mientras vibraba con cada beat. La acompañó con unos pantalones anchos creados a partir de una mezcla única de 96% cobre y 4% seda, una tela que se asemeja a un paño de oro puro, tejida como si se tratara de una armadura blanda, sensible al movimiento y al ritmo.
Gabriela explicó que el tejido metálico no solo tiene una función estética: "trabaja como una piel eléctrica", dijo. El resultado fue magnético. Catriel no solo se vistió para un show; se transformó en un personaje místico, mitad performer, mitad escultura viviente.
Paco Amoroso: minimalismo que late
Paco, por su parte, eligió una chaqueta de seda marfil arrugada, confeccionada a medida, con un sutil detalle de punto pico que rompía la línea con elegancia. Completó su atuendo con un pantalón también a medida, que dejaba todo el protagonismo al tejido y al gesto de la prenda. Menos estridente, pero igual de poderoso, su look transmitía una energía suave, onírica, como si caminara entre nubes de sintetizadores.
Gabriela Heart construye atmósferas. Sus materiales —seda, metal, cobre, texturas vivas— son elegidos no solo por su belleza sino por lo que cuentan. En sus prendas hay una búsqueda: ¿qué significa cubrir el cuerpo en tiempos donde todo se muestra? ¿Cómo transformar lo textil en discurso?
Este show en Brooklyn fue una nueva declaración: la moda uruguaya puede ser experimental, internacional y profundamente emocional. Gabriela lo demuestra con cada fibra. Y ver a dos íconos de la música como Catriel y Paco luciendo sus creaciones no es solo un logro, es una señal.
El arte latinoamericano está viviendo un momento potente. Y desde una esquina de Uruguay, una diseñadora sigue tejiendo —literalmente— una historia de oro.