Llegó diciembre con el aroma a jazmín y la agenda social que estalla. Es temporada alta de fiestas y por ende en la calle Esteban Elena 6443, donde se ubica Consi Studio, están con la agenda a tope. En InfoStyle, que nos gustan los desafíos, nos propusimos encontrar un hueco en la agenda de su directora, Consi Nicola. Quienes la siguen en sus redes sociales, la conocen muy bien: es maquilladora, creadora de contenido y emprendedora. En 2022 se casó con Nicolás Patrón, “El negro”, para las consigramers –así nombra a su comunidad– y este año adoptaron a Nena, una galga rescatada que vino a llenarles la casa de amor y un poco de desorden.
Su talento para maquillar, su forma espontánea de comunicar y una visión marcada hacia los negocios, la vuelven una referente indiscutida del rubo del maquillaje social y de novias y una emprendedora incansable. En medio del ajetreo de diciembre, nos tomamos el tiempo para conversar sobre el camino recorrido y algunas pinceladas de lo que se viene.
¿Qué es lo que te atrae del oficio del maquillaje? ¿Qué te llevó a dedicarte a esto?
Descubrí el maquillaje a los 14 años para un cumpleaños de 15. Mi mamá no me podía maquillar para esa noche y me enseñó el paso a paso de cómo hacerlo. Lo practicamos juntas varias veces y me propuso que vea tutoriales para ir aprendiendo y que lo pueda hacer sola. Yo sufrí siempre el tema del acné y me acuerdo que tenía un granito en medio de la frente: mi mamá me sugirió que me maquillara bien los ojos, que nadie lo iba a notar y eso me dio mucha seguridad. Fue a partir de ese momento que el maquillaje se convirtió en un hobby que fue ganando cada vez más terreno. Fue algo que trabajé mucho internamente, porque al principio creí que no podría vivir de esto. También me pasaba que lo veía como algo superficial y me cuestionaba qué estaba aportando al mundo con mi trabajo. Con el tiempo me di cuenta que hacer sentir bien a alguien, es decir, que una clienta se sienta linda por algo que vos hiciste es una gran sensación. Todas las personas tienen algo lindo para destacar y me gusta acompañarlas para potenciarlo. Las clientas nos contratan para momentos alegres y memorables y me reconforta saber que se ven bien, se sienten seguras y que eso sube su autoestima. Eso es lo que más me gusta de dedicarme a esto.
Al momento de elegir qué estudiar, optaste por comunicación...
Sí, desde chica tenía claro que quería estudiar comunicación... Era un mundo que me interesaba naturalmente y no lo dudé. Era una estudiante muy dedicada.
Me inscribí para la carrera de comunicación en la Universidad Católica y en paralelo decidí estudiar maquillaje profesionalmente, porque hasta ese momento yo había aprendido todo de forma autodidacta –mirando tutoriales y consumiendo contenido de profesionales– y me interesaba perfeccionarme. Mi carrera universitaria y el mundo del make up para mí eran dos mundos aparte, que no se conectaban. Aunque la realidad es que el trabajo como maquilladora fue ganando cada vez más terreno y tenía varios fines de semana ocupados maquillando a varias clientas por día.
En tercer año de facultad empecé a notar que disfrutaba mucho más de maquillar que de estudiar comunicación. Tengo el recuerdo muy presente de estar en una clase de diseño gráfico y los docentes nos hablaron de la importancia de consumir contenido. Para poder hacer buen contenido publicitario, primero hay que consumirlo. Me di cuenta que el único contenido que yo disfrutaba de ver sin cansarme era todo lo que tenía que ver con maquillaje. Disfrutaba de ver tutoriales, comprar revisar, estudiar la técnica, entender cómo lo habían hecho. No me pasaba eso con contenido publicitario. Se me hacía cada vez más evidente que no iba por ahí.
¿Cuándo decidiste dedicarte de lleno al maquillaje?
En un momento de la carrera viajé a España a hacer un intercambio por seis meses, estudiando comunicación. En paralelo, decidí hacer un curso en un estudio de maquillaje en Madrid. Era un estudio boutique de una maquilladora argentina y una española y yo logré ver que su negocio funcionaba bien, se complementaban entre socias, tenían su clientela, una escuela de formación, su propio estudio. Visualicé que realmente podía vivir de esto y que era lo que realmente me gustaba. Volví de España, senté a mis padres y les dije que me quería dedicar a ser maquilladora. La preocupación de mis padres era: ¿cómo le vas a pagar la educación a tus hijos? La pregunta era literalmente esa. Yo estaba convencida que podía vivir de esto. Les prometí que iba a terminar la carrera y que quería apostar a mi carrera como maquilladora.
Lo primero que necesitaba para poder avanzar era un estudio propio. Perdía mucho tiempo moviéndome a domicilios y necesitaba un espacio cómodo para trabajar. Mi mamá me ayudó a buscar un espacio de la casa que pudiera ser apropiado para armar un estudio. Yo tenía algunos ahorros de mi trabajo como maquilladora y los usé en una pequeña obra para acondicionar el espacio. Mantuvimos el estudio en la casa de mis papás desde 2019 a 2023. Fue un gran éxito, los fines de semana era un desfile de clientas tocando el timbre cada 45 minutos. Lo más simbólico fue que la mañana que me recibí de la licenciatura en comunicación mis amigas querían tirarme huevos, celebrar, y yo solo quería terminar rápido con eso porque tenía que ir a maquillar. Claramente era por ahí, es lo que me apasiona.
¿Cuándo decidiste ampliar el equipo?
Cuando me di cuenta que estaba diciendo más no, que sí. Hasta ese momento yo manejaba todo, incluso la agenda, y como estaba siempre completa me veía obligada a rechazar clientas, quienes me pedían recomendaciones. Me decían que querían a alguien que trabaje como yo, les gustaba mi técnica. Entonces pensé: si generé algo que está bueno y la gente lo pide, estaría bueno hacer crecer esto, traspasar el conocimiento. Quería armar un equipo que sientas que te estoy maquillando yo, aunque no sea yo personalmente, ¿se entiende?
Me puse a evaluar cómo hacerlo. En Argentina hay varios estudios que funcionan de esa manera exitosamente. En Uruguay eso existía en el rubro de las peluquerías, pero el riesgo es entrenar equipo y que después se abran su propio proyecto, con tu técnica, y sean competencia. ¿Cómo hacer que eso no pase? Me asesoré bien, porque mi objetivo era poder enseñar absolutamente todo, que puedan hacerlo como yo, casi como una copia. Hablé con mucha gente, estudié distintas opciones, quise asegurarme de armar un verdadero equipo ya que mi objetivo es expandir, que esto se siga proyectando...
El primer paso fue encontrar a las personas indicadas. El profesional se puede hacer, se puede formar, a la persona no. El primer llamado lo centré en personas que les guste maquillar, sin necesidad de haber estudiado. Quería encontrar a esa chica que maquilla a todo su grupo de amigas, que tiene mano, que le gusta. Les pedí que me envíen una carta contando por qué les gustaría sumarse a mi equipo. Recibí 273 postulantes, de las que entrevistamos a 70 y seleccionamos a 10 para hacer una prueba de maquillaje. Hicimos una demo, yo les explicaba el paso a paso y ellas lo replicaban. De ahí seleccionamos a tres maquilladoras, que fueron formadas por mí y que están en mi equipo hoy. Después de tres años de trabajo con este equipo, este año abrimos un segundo llamado. Aplicamos todo lo aprendido en el proceso de selección, y me alegra saber que el estudio sigue creciendo…
¿Cómo se compone el equipo actualmente?
En el equipo son seis maquilladoras del staff: las primeras tres de la primera camada, junto con las tres nuevas incorporaciones. Estoy yo, como directora del estudio (que me dedico principalmente a novias) y María, que es mi manager, mi mano derecha, trabaja conmigo en todo lo que tiene que ver con acuerdos comerciales con marcas, y también me ayuda en la dirección y la gestión del equipo. Además hay dos personas manejando las agendas, ya que nos interesa un trato humano y personalizado.
¿Cuál dirías que es la impronta de Consi Studio?
En cuanto a técnica es un maquillaje que logra definición y suavidad a la vez. Buscamos potenciar a la clienta y que se siga viendo natural. Con la saturación de color, dibujo y forma logramos definición, pero es un maquillaje que suaviza e ilumina mucho.
¿Cómo surge Consi The Brand?
No fue algo planeado, sino que se fue dando. Yo quería dedicarme al maquillaje y a formar equipo, pero siendo creadora de contenido el alcance se fue ampliando y me volví referente en beauty y moda. Muchas seguidoras me preguntan de dónde es una prenda y muchas veces son de colecciones anteriores, o le heredé de mi abuela, o me lo mandé hacer y todo eso genera frustración. A partir de eso empecé a pensar en tener algunos productos puntuales, que no se consigan en el mercado y que lleven mi impronta y los pueda vender. Además, al trabajar en un rubro de servicios si yo no maquillo, no gano. Me interesó la idea de que algo se vendiera solo, sin necesidad de mi presencialidad.
La marca nació con mis zapatos de casamiento, lancé la marca en paralelo con mi boda, y luego se fue expandiendo. Aprendí muchísimo, porque es un rubro muy distinto al servicio y yo no soy diseñadora. Al principio me dejé llevar, armé un negocio grande con una estructura inmensa y después me enfrenté a los números. Inevitablemente empezás a vender tu alma para que se sostenga el negocio a nivel comercial, pasa mucho eso, por lo que este año decidí reestructurar. Ahora estamos volviendo a la esencia, eligiendo productos que tengan una razón de ser, que no se encuentren en el mercado y que tengan que ver conmigo. Creo que todavía estoy descubriendo el negocio y mi camino.
¿Qué productos destacarías de tu marca? ¿Dónde se producen?
El calzado es sin dudas lo más destacado: los zapatos de novia principalmente, pero también la bota 3 en 1, que es una bota que se desarma y lográs tres diseños distintos o, las Rocky Boots que son un diseño más de fiesta. Otro producto característico son los neceseres transparentes, que no se consiguen en ningún lado y son muy prácticos porque ves todo lo que hay adentro. Y por último destacaría la lencería, que es divina.
En cuanto a producción hoy tenemos un híbrido entre Colombia, China y Uruguay.
Hablemos de ConsiNoel, un evento digital que te caracteriza y se va a celebrar la semana próxima. ¿De qué se trata?
Consi Noel es un evento que surgió espontáneamente de mi faceta como influencer. Las marcas están presentes en mi cuenta y una forma que encontré de mimar a las seguidoras que me acompañan todo el año. Al principio empezó como una sección que llamamos “Random giveaways”, que eran sorteos espontáneos pensados para las seguidoras más fieles. Yo hacía una pregunta vinculada a temas tratados en la cuenta y la primera persona en responder correctamente se llevaba un producto de regalo. Me gusta regalar a quienes consumen mi contenido ya que gracias a esa audiencia las marcas eligen mi cuenta para pautar. La comunidad fue creciendo y más marcas se fueron sumando, por lo que empezamos a hacer un especial de navidad: un random giveaway masivo, en la que reunimos productos de todas las marcas que me acompañaron en el año y a través de un Instagram Live vamos haciendo preguntas y anunciando las ganadoras. La propuesta creció mucho, yo me disfrazo de Consi Noel, es un clima muy festivo y se maneja una adrenalina muy linda. Me gusta pensar que si todo el año consumiste mi contenido, estuviste atenta, me escuchaste, te podés llevar un regalo especial. Este año va a ser el 22 de diciembre y estamos muy entusiasmadas.
¿Qué se viene para el próximo año?
¡Muchas cosas! Un proyecto que me tiene muy contenta es que estoy desarrollando brochas de maquillaje. Estamos en etapa de testeo, las venimos probando con el equipo desde hace dos meses. Queremos hacer un ajuste de un modelo de brocha y ya comenzamos con la producción. Son brochas pensadas y diseñadas tanto para uso profesional como para automaquillaje. En Uruguay no se consiguen brochas que logren ese híbrido: que se puedan usar para automaquillaje y tengan la calidad y el rendimiento para uso profesional. Estamos ajustando los últimos detalles para salir al mercado el próximo año.
Ping pong con Consi Nicola:
- Un referente: Patrick Ta
- Un libro: La trilogía “Caballo de Fuego” de Florencia Bonelli. Me la devoré.
- Una película: Gifted Hands: The Ben Carson Story.
- Un miedo: Enfermarme mentalmente por estrés.
- Un sueño por cumplir: Ser mamá. Me gustaría ser una mamá presente sin rescindir de mi vida laboral, mi sueño es lograr ese equilibrio.