OpenAI ha incorporado una advertencia en su sistema GPT-4 que describe los peligros potenciales de usar esta función de voz. De hecho, algunos usuarios ya han reportado que las voces pueden ser “demasiado coquetas”, lo que aumenta el riesgo de que los usuarios confíen demasiado en los chatbots, incluso cuando estos presentan información incorrecta.
Este fenómeno podría tener consecuencias más amplias, ya que muchos expertos advierten que estas interacciones pueden hacer que los usuarios dependan menos de las relaciones humanas reales. En un mundo cada vez más automatizado, la sostenibilidad de las relaciones interpersonales se pone en duda.
Es crucial que las empresas y emprendedores aborden este desafío con responsabilidad, aprovechando la eficiencia y el alcance global que la IA ofrece, pero sin perder de vista la importancia de preservar el toque humano en sus interacciones. Las relaciones entre humanos e IA están a punto de volverse aún más complejas, y cómo manejemos esta dualidad marcará el futuro de nuestras interacciones en la era digital.