La Usina del Arte se vistió de fiesta este lunes 23 de junio para recibir la edición inaugural de los Martín Fierro del Teatro 2025, con una puesta en escena sobria, 400 invitados y una conducción de lujo a cargo de Karina Mazzocco y Martín Bossi, que supieron encontrar el tono perfecto entre emoción y show. Afuera, en la alfombra roja, Sabrina Rojas, Tartu, Guido Záffora y Gimena Accardi fueron los anfitriones de un desfile donde la moda y la identidad brillaron en sintonía.
Cada look fue un statement. En una era donde la autenticidad gana terreno frente a la rigidez de los protocolos, lo que vimos fue una colección de personalidades que eligieron vestir con sentido, con historia y con un toque de teatro —como homenaje implícito al arte escénico.
Guido Záffora, conductor y fashionista declarado, eligió un traje de Pablo Ramírez —diseñador argentino por excelencia cuando de drama y elegancia se trata—, sumando joyería de Jean Pierre Joyeros que incluyó un aro de oro blanco con brillantes baguette, pulsera de acero negro y oro, y anillo de rodio negro. Una combinación que conjugó sobriedad, riesgo y lujo moderno.
Gime Accardi, diosa total, optó por un vestido negro strapless con escote corazón de María Gorof, al que elevó con un impactante mix de piezas de alta joyería, también de Jean Pierre. Aros florales de brillantes, anillos voluminosos y un diseño infinito que no pasó desapercibido. Como guiño final, botas bucaneras de Sarkany que rompieron con la expectativa y reafirmaron su estilo atrevido y teatral. Todo el estilismo fue obra de Ash Mateu, quien entendió perfecto el mood de la noche.
La elegancia clásica se hizo presente con Karina Mazzocco, quien para la conducción eligió una pieza de Atelier Gabriel Lage que parecía sacada de un sueño art decó. Transparencias en tono nude, bordados a mano en cristales aceros, platas y cobres rosados, todo bajo una silueta sutil y sofisticada que hizo honor al arte del detalle.
Más allá de los vestidos, los brillos y los flashes, esta primera edición del Martín Fierro del Teatro fue una oportunidad para celebrar a quienes hacen del escenario un lugar de emoción viva. Y la moda, como siempre, acompañó ese momento como otra forma de expresión artística: íntima, simbólica y poderosa.
Porque al final del día, lo que vimos no fue solo una alfombra roja, sino un encuentro entre mundos que comparten el deseo de conmover.
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