188 habitaciones, seis propuestas gastronómicas y un spa que se inspira en rituales ancestrales son apenas el comienzo. ¿El espíritu? El del “lujo descalzo”: sofisticado pero sin rigidez, exclusivo pero relajado, con el ritmo de las olas y el corazón latiendo al compás del “Pura Vida” costarricense.
Nada en este Waldorf Astoria está librado al azar. La arquitectura fluye con la geografía como si siempre hubiera estado ahí: terrazas que se mimetizan con el relieve, techos verdes que protegen del calor, y senderos que se abren paso entre flora nativa y vistas panorámicas del Pacífico. El diseño, a cargo de los mexicanos Sordo Madaleno Arquitectos, integra naturaleza, sostenibilidad y sofisticación en partes iguales.
Las habitaciones (148) y suites (40) están pensadas como refugios contemporáneos donde el lujo y la calidez tropical se dan la mano. Balcones, terrazas, piscinas privadas y materiales naturales invitan a bajar un cambio y dejarse envolver por la belleza que rodea. El interiorismo se apoya en una paleta de tonos tierra, maderas nobles y textiles que evocan calma.
La propuesta culinaria es una de las joyas del lugar. Desde La Finca, donde se honra la tradición Chorotega con carnes maduradas y maíces ancestrales, hasta Tico-Tica, con sus platos cocinados a fuego abierto y sabor a hogar, todo tiene un denominador común: producto local y creatividad con raíces.
El clásico bar Peacock Alley trae la sofisticación de la marca a esta esquina del trópico con cócteles de autor y pequeños platos que reinterpretan sabores nativos. Y para quienes disfrutan del café con historia, Buena Nota Bakery & Coffee Shop es el rincón ideal: café de especialidad, dulces tropicales y ese aroma que reconcilia cualquier jornada.
Inspirado en las prácticas curativas del pueblo Chorotega, el spa del resort propone algo más que tratamientos: rituales de reconexión con la tierra, el cuerpo y el espíritu. Barros volcánicos, miel Melipona, cacao ceremonial y técnicas milenarias se combinan con terapias modernas para crear una experiencia transformadora. Todo sucede en un santuario de 1.579 m² que también incluye sauna, jacuzzi, salas de relajación y un centro de fitness con vistas al verde.
Desde clases de yoga al aire libre hasta recorridos por plantaciones de café con baristas campeones, el resort propone aventuras que conectan al viajero con la Costa Rica más genuina. Surf, snorkel, caminatas entre cascadas, observación de fauna y pueblos cercanos como Playa Hermosa o El Coco completan la experiencia. ¿Viaje en familia? Hay clubes para niños y adolescentes pensados para que ellos también vivan su propia aventura.
Y si de celebrar se trata, el Waldorf Astoria Costa Rica Punta Cacique cuenta con más de 900 metros cuadrados para eventos, casamientos y reuniones con una vista que corta el aliento. Ideal para una boda en la playa, una escapada de bienestar o un evento corporativo con alma.
Este nuevo destino no solo amplía la presencia de Hilton en la región: marca una nueva era del lujo en América Latina, donde el confort se funde con la naturaleza y el bienestar se vive como un ritual diario. No hay exageración al decir que Waldorf Astoria Costa Rica Punta Cacique es un viaje sensorial a uno de los lugares más lindos del mundo. Y lo mejor: ya podés empezar a soñarlo.
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