El complejo, diseñado por Oppenheim Architecture en colaboración con Red Sea Global, reinterpreta la esencia de la civilización nabatea, cuyos vestigios arquitectónicos aún perduran en la región. Aquí, la piedra no solo cuenta historias del pasado, sino que cobra vida en un diseño futurista que parece haber emergido orgánicamente de la tierra.
Cada rincón de Desert Rock es un tributo al entorno. Con 30.000 metros cuadrados de terreno intervenido con precisión milimétrica, las opciones de hospedaje son un sueño hecho realidad:
- Wadi Villas: Oasis privados con piscinas infinitas que se funden con el horizonte.
- Cliff Hanging Villas: Suspendidas sobre el acantilado, para una vista de vértigo.
- Mountain Cave Suites & Crevice Villas: Refugios esculpidos en roca, para una experiencia ultra íntima.
- Royal Villa: El epítome del lujo, diseñada para quienes buscan la máxima exclusividad en un valle aislado.
Más que un destino, Desert Rock es una declaración de principios. Cada detalle ha sido concebido para minimizar el impacto ambiental, desde el uso de materiales reciclados hasta un sistema de refrigeración pasiva que aprovecha la propia geología del lugar. Incluso las plantas autóctonas del desierto han sido integradas en el diseño, transformando el entorno en un oasis vivo.
Aquí, la desconexión es real. No hay estridencias ni excesos, solo una experiencia sensorial donde la naturaleza y la arquitectura se funden con una armonía casi mística.
Desert Rock no es solo un hotel: es el futuro del turismo de alto nivel. Y para quienes buscan lo extraordinario, esta joya en el desierto es, sin duda, el próximo destino a descubrir.
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