La propuesta gastronómica Massey Familia, creada en 2019 en el barrio Palermo (Buenos Aires), dio su primer paso internacional con la apertura de un local en Carrasco, Montevideo. El proyecto fue impulsado por Roque Ureta y Pablo Massey y, con el tiempo, sumó a Maximililiano Loschiavo y Ezequiel Zaccari, dos colaboradores que comenzaron como empleados y hoy forman parte del capital de la empresa.
Desde sus inicios, el concepto se estructuró en torno a la producción diaria, 100% propia y sin escalas masivas. En un primer momento funcionó como restaurante y almacén de pastas, permitiendo que los clientes consumieran en el lugar o se llevarán los productos listos para cocinar en casa. En ese aspecto, dos años después el proyecto incorporó una bakery, lo que permitió consolidar un formato integral. “El concepto siempre fue el mismo: todo lo que se produce durante el día se puede consumir en el restaurante o llevar. Nada se guarda para el día siguiente”, destacó Roque Ureta.
Por otro lado, la marca tomó una decisión estratégica poco habitual en el sector gastronómico al no avanzar con franquicias. En Argentina mantiene un solo local, a pesar de haber recibido múltiples propuestas de expansión. “Tenemos un producto cuidado que no queremos masificar. Cada local tiene que ser único”, señaló el socio fundador.
En tanto, el crecimiento del negocio fue sostenido desde su apertura. Según explicó Ureta, los ingresos generados se reinvierten casi en su totalidad en la mejora del local, el concepto y la infraestructura productiva. Asimismo, remarcó que la inversión en maquinaria es clave para elevar de forma constante la calidad del producto.

En ese contexto, la llegada a Uruguay fue el resultado de un proceso de análisis que combinó factores comerciales y personales. Los socios mantienen una relación estrecha con el país, tanto por experiencias laborales previas como por visitas frecuentes. Además, un elemento determinante fue el impulso del público uruguayo. “En los últimos años tuvimos mucho turismo uruguayo en el local de Buenos Aires. Tanto en redes sociales como en el restaurante, nos pedían que viniéramos”, señaló Ureta.
Por otro lado, la elección del barrio Carrasco terminó de definir la apuesta. “La energía del barrio y la oferta gastronómica fueron claves, y cuando encontramos el local, no lo dudamos”, agregó.
En cuanto al desembarco local, el nuevo espacio cuenta con 250 m², capacidad para 105 cubiertos y una inversión superior a los US$ 700.000. El restaurante abrió sus puertas el lunes pasado, aun cuando restan algunos ajustes en el espacio físico. “Preferimos abrir y empezar a entender al cliente uruguayo. Si bien es un país cercano y con costumbres parecidas, también tiene particularidades”, explicó el fundador.
En tanto, los primeros días de operación superaron las expectativas del equipo. “Estamos completos en todos los turnos y con reservas para más de diez días”, destacó.
Además, el socio fundador subrayó el recibimiento del público local. “La gente nos agradece que hayamos venido y que nos animemos a abrir acá. Estamos recibiendo un cariño enorme”, afirmó. De cara a 2026, el foco estará puesto en consolidar el local de Carrasco. En ese sentido, Ureta concluyó: “Somos muy apasionados y estamos todo el día en el negocio. Queremos excelencia y eso lleva tiempo. Después veremos cuál será el próximo paso”.
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