A todas nos pasó. El problema no está en darte el gusto… el problema es no saber cuánto terminás pagando por ese gusto.
Porque sí, a veces tener estilo puede salirte el doble. Literal.
Una bota, tres precios distintos
Imaginá que comprás unas botas de $10.000 con tarjeta de crédito.
Dependiendo de cómo las pagues, pueden costarte:
- $10.000 si pagás el total antes del vencimiento.
- $19.000 si solo pagás el mínimo durante un año.
- $26.000 si no pagás nada y se acumulan intereses de mora.
Y nadie te lo cuenta en el momento del “te paso la tarjeta”.
Pero… ¿cómo llegamos a pagar tanto?
Acá va un mini glosario de tarjeta que debería venir pegado en la funda del celular:
Fecha de cierre:
El día en que la tarjeta “cierra” el resumen. Todo lo que compraste hasta ahí entra en esa factura.
Fecha de vencimiento:
La fecha límite para pagar ese resumen sin intereses.
Hasta ese día, el precio sigue siendo el del cartel.
Pago mínimo:
- La opción que te da la ilusión de que vas al día.
- Pero ojo: solo estás pateando la deuda y acumulando intereses.
- Spoiler: esos intereses suelen ser de entre 70% y 100% anual en pesos.
Mora:
- Si no pagás nada o pagás tarde, se te suman intereses aún más altos.
- Y lo peor: ni te enterás hasta que ves un resumen inflado que no entendés cómo creció tanto.
Tener estilo, pero con conciencia
No se trata de dejar de comprarte cosas lindas.
Se trata de que esas cosas no te salgan más caras de lo que deberían.
Porque esa campera soñada no se disfruta igual si te genera culpa o te persigue un resumen eterno.
¿Cómo saber si estás usando bien tu tarjeta?
- Pagás el total antes del vencimiento: vas bien.
- Pagás el mínimo porque no llegás: momento de revisar tus gastos.
- No sabés cuándo cierra ni cuánto estás pagando de interés: hora de tomarte un café con tu resumen (y con vos misma).
Tener estilo no es solo vestirte bien.
Es también saber cómo manejás tu plata.
Porque una mujer que entiende cómo funciona su tarjeta, se ve bien y se siente mejor.
Tu opinión enriquece este artículo: