En primera persona con Caro Sur

(Por Agustina Amorós) Es economista, asesora en inversiones, mamá de dos y una persona extremadamente extrovertida y charlatana. Trabaja en Balanz asesorando sobre inversiones pero es la antítesis del cliché de las finanzas. Tiene una columna semanal en “Vamo arriba” (Canal 4) y una participación mensual en “Así nos va” (Radio Carve). Desde su cuenta de instagram @holasoycarouy amplía su mensaje sobre educación financiera y asesoramiento en inversiones. En marzo de este año publicó su libro “De gastadora a inversora”, con la editorial Fin de Siglo, que ya va por la octava edición y acaba de recibir el premio revelación de no ficción de los Bartolomé Hidalgo 2025. Es, además, columnista en InfoStyle, aquí una charla con una amiga de la casa, con ustedes: Caro Sur.  

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Un oximorón es una figura retórica que combina dos palabras o expresiones de significado opuesto para crear un nuevo sentido. Caro Sur (38) es, para mí, un oximorón. Sabe unir dos mundos, a simple vista opuestos o contradictorios, y hacerlos su diferencial. A lo largo de nuestra charla, le hicimos doble clic a cada uno de sus contrastes. Para empezar, dice ser una “optimista catastrófica”. Es economista pero se revela en contra de la ropa sobria y formal a la que se los asocia, por lo que se viste de colores y estampas, como le gusta. Es mamá de Alma (8) y Olivia (6), su mayor regalo, pero se declara incapaz de recordar la cartulina que había que llevar el lunes. Es egresada de la Universidad ORT y tiene un MBA por la Universidad Austral de Buenos Aires, pero no ve el mundo desde los números sino desde lo social. Dice que sabe sumar y también hacer reír. 

En un reel que compartió hace poco con sus más de 82000 seguidores contó que hasta hace tres años no manejaba –ni su auto, ni su vida–. Hasta que se hizo consciente de que el miedo le estaba saliendo muy caro. Se puso al volante de su vida y a tomar decisiones que la lleven a la vida que quiere tener. “Hasta el día de hoy prefiero que me lleven, no pensar yo, que no dependa de mí”, dice con gracia, pero nadie va a invertir en vos si no invertís vos primero. Asi que así, a su forma, con su calidez y mundo rosa, se propuso amplificar su mensaje para ayudar a más personas.

 

Contame de tu infancia: ¿dónde creciste? ¿Cómo se compone tu familia de origen?

Soy la hija mayor. Tanto para mi familia materna como paterna, fui la primera: primera nieta, primera hija, primera sobrina: primera para todos. Mi madre deseaba mucho ser madre y mis abuelas ser abuelas, por lo que fui siempre muy mimada. Somos tres hermanas, éramos muchas mujeres en casa y siempre me interesó el mundo de las mujeres. Crecer entre hermanas me parece lo máximo. Vivimos en un apartamento precioso frente a la rambla. Mi madre, absolutamente todos los días, se maravillaba con la vista mirando del amanecer o el atardecer. Me enseñó a no perder el asombro y no dar las cosas por sentado. Siempre fui muy consciente del privilegio.

¿Cómo fue tu trayectoria educativa? 

Toda la primaria y secundaria la hice en la Escuela Integral, un colegio judío. Luego estudié en la ORT. Mi mamá es profesora de inglés, y mi papá es comerciante. Yo fui la primera universitaria en la familia. Analizando hoy en retrospectiva, siempre hice lo que se esperaba de mí. El otro día analizaba que mi libro dice "Rompiendo con lo que se espera de nosotras", y me reía, porque yo jamás rompí lo que se esperaba de mí. El camino pensado para mí era estudiar una carrera universitaria. Cuando terminé el liceo me fui un año a Israel y volví queriendo ser hippie. Quería ser antropóloga y dedicarme a escribir libros en África. Como era buena en los números, mis padres me convencieron de que la economía me iba a abrir puertas, me anoté en la ORT. En la universidad me mintieron: me dijeron que la economía era una ciencia social y que íbamos a dialogar. Me acuerdo que me crucé a un chico en el pasillo que me dijo: mirá que no. Esto es puro número, los primeros dos años no hablás con nadie. Y tenía razón. Es una carrera muy numérica para alguien extrovertido y que le interesa lo social. Me costó, por momentos no la pasé bien. Pero tengo una gran capacidad de sentarme en la silla y meterle, y hoy agradezco mucho esa decisión. 

La economía siempre estuvo en mí. Tuve la suerte que tanto en la carrera como en el máster me encontré con gente divina. Yo siempre fui de dos mundos: estudiaba números pero hacía stand-up. 

¿Cómo fue el pasaje al mundo laboral?

Estudiando en ORT me recomendaron para un trabajo en Citibank, como asesora financiera junior. Era el trabajo de los sueños, realmente. Logré siendo muy chica conseguir un gran trabajo. Aprendí mucho. Fueron años de pantalón negro y camisa blanca que me abrieron muchas oportunidades económicas. Me quedé 15 años en Citi. Soy una persona de procesos largos. El rol era como asesor financiero y si bien ganaba bien y me gustaba, no había más perspectiva de crecimiento. No tenía equipo, ni otro puesto al que aspirar. A los 23 tenía mejor trabajo del mundo, a los 32 no. Al mismo tiempo, no era fácil moverme porque ganaba muy bien y me gustaba lo que hacía.

A los 30 años tuve a mi primera hija. Fue duro volver, sentía que no tenía otra opción que pasarme seis horas en el mundo corporativo. Soy una persona que se adapta rápido a los cambios, pero sabía que tenía que hacer un movimiento. En 2019 llegó mi segunda hija, Olivia, una sagitariana que arrancó a llorar el día que nació y lloró ocho meses seguidos. La vuelta se me hizo, de nuevo, muy cuesta arriba. Olivia nació el 12 de diciembre de 2019, a los tres meses exactos, el 12 de marzo del 2020 volví a la oficina y me mandaron inmediatamente a casa por la pandemia. Fueron años de ponerle verdaderamente el cuerpo a la maternidad. Teletrabajando, con clientes de más de 500 mil dólares, comprando y vendiendo acciones, con las nenas llorándome al lado. Abracé ese caos, sabía que eso iba a pasar. Sabía que eran los mejores años de mi vida. La pandemia me regaló dos años para estar con mis hijas. 

Un tiempo después otra empresa, Insigneo, compra el Citi y cambiaban las condiciones laborales. Fue momento de negociar. Para mí era muy importante asociarme con mi jefe de ese momento, pero eso no se dio y entendí que era momento de irme. Mi cuenta @holasoycarouy acababa de surgir en formato de hobbie. Después de 15 años dejaba mi trabajo. No tenía contactos, hacía una vida trabajaba en el mismo lugar. Pensaba que no había vida después del Citi y de repente se activaron muchas cosas y encontré trabajo al toque. Después de mi último día de trabajo en Citi, estaba volviendo en el auto y no llegué a destino y ya tenía un mensaje proponiéndome una entrevista en Balanz. En la primera entrevista fui muy franca de quién soy, qué quiero, qué puedo aportar y qué no. Ellos vieron muy claramente que mi perfil @holasoycarouy podía atraer clientas y le vieron el potencial que, hasta ese momento, yo lo veía como un hobbie. 

Yo siempre me había dedicado a hacer lo que me costaba y nunca lo que me era fácil. 

Durante 15 años estuve sentada horas frente a un excel. Siempre me gustó asesorar sobre inversión, por eso lo hago hace tantos años, pero ahora puedo también dar charlas, hablar sobre finanzas y también asesorar sobre inversión. Me inventé el trabajo ideal. Logré unir los dos mundos: trabajar como economista y hacer crecer mi proyecto personal. 

¿Qué te llevó a germinar la idea de abrir tu cuenta @holasoycarouy?

Abrí la cuenta apenas salí del caos de la maternidad. En mayo de 2022, mis hijas ya eran un poquito más grandes y quería acompañar mi camino profesional con algo que me llene, además del banco. Siempre me interesó comunicar y quería dedicarme a abordar el tema de finanzas personales. Yo soy de procesos lentos, estábamos en post-pandemia, estaba "llegando tarde", Instagram ya había explotado. Tenía claro qué quería comunicar, no tenía claro el cómo, pero sabía que tenía que ser copado, por lo que decidí buscar una agencia que me ayude. Así contacté con Belén Díaz y Cami Laborde de Alegra. Me entendieron perfecto. El formato siempre fue de hobbie, pero un hobbie caro porque tenía que pagar la agencia, por lo que tenía que encargarme de generar ese ingreso. 

¿Cómo se hizo reedituable?

Lo logramos muy rápido. Yo sabía que tenía que cubrir, antes que nada, el gasto de la agencia. Yo tenía mi trabajo fijo, eso estaba cubierto. Para pagar el hobbie preparamos talleres presenciales sobre finanzas personales que puedan cubrir el gasto fijo. El éxito fue muy rápido. Lanzamos la cuenta y a los tres días me llamaron de la tele y de esa primera reunión derivó en una columna semanal en “Vamo arriba” en Canal 4. Mi objetivo nunca fue vender, sino impactar. Para eso necesitaba llegarle a la mayor cantidad de personas, de Uruguay y del mundo. Eso me mantenía el objetivo claro. 

Al principio me costaba que mi familia lo entendiera. Me veían trabajando mucho, volviendo a casa afónica después de un encuentro con mil personas en el Teatro Solís, gratis, sin ganar un centavo. Pero yo estaba muy tranquila y feliz. Les explicaba a todos que este es un viaje largo, la plata llegará más adelante. Hoy me cambió un poco la cabeza. Sé que monetizando logró impactar a más gente. Quiero la plata para lograr mejores cosas, más conexiones, más oportunidades. 

¿Cuándo surge la idea de publicar un libro?

No soy una persona que no busque oportunidades, yo soy de las que propone, pide, pregunta; pero la verdad es que como considero que soy mejor hablando que escribiendo, nunca me imaginé la posibilidad de publicar un libro. Fue Estefanía Canalda, editora de Fin de Siglo, que me vio en la tele y me escribió con esa invitación. Me pareció una gran idea para llevar mi mensaje a cada hogar. El libro fue rápido de bajar, porque muchos de los conceptos los tenía en mente desde hacía bastante. El primer borrador era muy técnico, con mucho respaldo teórico, pero un embole. Después que lo mandé me di cuenta de que mi objetivo era ayudar al lector a solucionar un problema, salir de deudas, ordenar finanzas, enseñar a invertir. A partir de eso decidí limpiar todo los Massachusetts que había puesto y traté de reescribir como una amiga que te entiende y que te viene a ayudar. Creo que fue un gran acierto. No es un libro que te culpe, que te rezongue, sino que busca ser una contención, como un abrazo de amiga que te da un consejo desde lo financiero.

Ya vamos por la octava edición, de tirajes de a mil ejemplares. Se ha vendido mucho y mi sueño es llegar a las diez ediciones. Hace poquito, además, se editó en Argentina bajo el sello del Ateneo.

Acabás de ganar el Premio Revelación de No Ficción en los Bartolomé Hidalgo 2025, ¿qué emociones te generó recibir el premio?

Estoy muy contenta y agradecida, principalmente porque ayuda a que el libro llegue a más personas y lo legitima en el mundo del libro. En lo personal, genuinamente me emociona más que una lectora pueda separarse sin deudas porque leyó el libro o que haya lectoras que me escriban para agradecerme por haberlo escrito. Sinceramente, para mí eso significa mucho.  

Acabás de volver de un retiro sobre finanzas con más de 100 mujeres, ¿de qué se trató eso? ¿Cómo sigue el proyecto de aquí en más?

¡Ni idea qué va a pasar a largo plazo! Estoy abierta a las oportunidades y a que sucedan cosas novedosas. En cuanto al retiro, un día me di cuenta de que tenía ganas de hacer un fin de semana de comunidad para aprender sobre inversión y hablar de plata, pero mi estilo: en bata y con una caipiriña en la mano. Esa es mi revolución, siempre nos dijeron que las inversiones eran cosa seria, de hombres de traje, y yo digo que eso no es así. Se sumaron 109 mujeres a disfrutar de un fin de semana en Midland en Paso de los Toros, donde disfrutamos todas juntas, tuvimos charlas y asesoramiento financiero. Hablar de plata en bata. Fue una gran propuesta, lo enmarcamos en el concepto de que “contacto mata currículum”, es importante contactarse, informarse. Fue un verdadero éxito. 

¿Cómo se hace para poder con todo?

En el último tiempo me concentré en hacer lo que soy buena y delegar lo que soy un desastre. Sin perfeccionismo y con una buena red humana. ¡Y vivo despeinada!

Ping pong con Caro Sur:

  • Una película: Efecto mariposa
  • Un libro: “Hello, fears” de Michelle Poler
  • Un sueño por cumplir: Que esto se sostenga
  • Un miedo: La muerte
  • Un referente: Dan Ariely

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(Por Agustina Amorós) Es economista, asesora en inversiones, mamá de dos y una persona extremadamente extrovertida y charlatana. Trabaja en Balanz asesorando sobre inversiones pero es la antítesis del cliché de las finanzas. Tiene una columna semanal en “Vamo arriba” (Canal 4) y una participación mensual en “Así nos va” (Radio Carve). Desde su cuenta de instagram @holasoycarouy amplía su mensaje sobre educación financiera y asesoramiento en inversiones. En marzo de este año publicó su libro “De gastadora a inversora”, con la editorial Fin de Siglo, que ya va por la octava edición y acaba de recibir el premio revelación de no ficción de los Bartolomé Hidalgo 2025. Es, además, columnista en InfoStyle, aquí una charla con una amiga de la casa, con ustedes: Caro Sur.