Pelagia Kolotouros, visionaria detrás de esta colección, ha sabido darle vida a los principios de René Lacoste. Todo comenzó con una serie de fotos de archivo de René en la playa en 1920. Esa imagen sencilla pero evocadora fue el punto de partida para la inspiración que dio lugar a una pasarela cubierta de arena, como si la historia de Lacoste reviviera en ese entorno playero, con un aire vintage que no ha perdido ni una pizca de frescura.
En cuanto a las prendas, la colección está llena de referencias al tenis clásico. Vemos una sastrería impecable que, lejos de ser rígida, fluye con una ligereza que grita verano. Vestidos vaporosos y la falda Platón, una pieza estrella inspirada en la falda tradicional de tenis, toman protagonismo, y es casi imposible no querer hacer espacio en el armario para estas joyas atemporales.
Por supuesto, el cocodrilo de Lacoste está presente en todas partes, pero no de cualquier manera. Este año, la directora creativa decidió traer de vuelta el logo original de 1933, un tributo que añade aún más significado a la colección. Cada prenda lleva consigo una historia que celebra la herencia de la marca mientras marca tendencia.
Y si hay una pieza que se roba todas las miradas, esa es la icónica cartera, inspirada precisamente en la falda de tenis. Atemporal, elegante y con ese toque deportivo que sólo Lacoste sabe hacer bien, promete convertirse en el accesorio del momento.
Con esta colección, Lacoste no solo celebra su historia, sino que también mira hacia adelante, fusionando lo mejor de sus raíces deportivas con el lujo moderno. Pelagia Kolotouros ha logrado un equilibrio perfecto entre el respeto por la tradición y el impulso hacia el futuro, haciendo de esta colección algo que no pasará desapercibido. ¡El verano 2025 ya tiene su uniforme oficial!