Kim, que ya había revolucionado la ropa interior con su línea de “solutionwear”, ahora lleva esa filosofía a la cara: el Face Wrap está hecho con el mismo tejido elástico y de compresión que hizo famoso a Skims, y funciona como una banda facial reutilizable que envuelve cabeza y mentón, con la promesa de redefinir el contorno facial y lograr un efecto lifting temporal.
¿Milagro o truco Kardashian?
Según Skims, este invento ayuda a reducir la hinchazón (hola, drenaje linfático), mejora la circulación y tensa la piel por unas horas, ideal para antes de un evento… o de esa selfie que va directo a las redes. Y aunque estos productos no son precisamente nuevos (en Corea llevan tiempo siendo un hit), el toque Kardashian hizo lo suyo: en cuestión de horas, el Face Wrap se convirtió en tendencia en TikTok y se agotó al instante.
La reseña rápida: cuesta USD 48, es reutilizable, fácil de poner y quitar, y viene en los tonos minimalistas típicos de Skims. No es un lifting real, pero sí un aliado exprés para quienes quieren un rostro más definido sin pasar por procedimientos invasivos.
¿Funciona? Sí… pero con matices. No sustituye un lifting (y Kim nunca dijo que lo haría), pero entra en ese terreno donde la belleza se mezcla con el ritual: lo usás, te sentís cuidada, y de paso jugás a tener el contorno de tus sueños. Porque si algo saben las Kardashians es vendernos una experiencia que va mucho más allá del producto.
Y así, un vendaje que en otras circunstancias parecería sacado del botiquín, se convierte en un objeto de deseo. Bienvenidos al mundo en el que hasta el “efecto post-op” es chic.