Con Jocelyn compartimos infancia y adolescencia. Éramos inseparables: jugamos tardes enteras en su casa o en la mía, bicicleteamos Bella Unión de punta a punta, compartimos infinitas clases de ballet, cursamos codo a codo el liceo y viví en primera persona su amor por la samba en nuestra ciudad de frontera. Puedo afirmar con certeza que desde los juegos de infancia su deseo de ser madre era evidente, que se tomaba las clases de danza con disciplina y que el interés por la cultura es genuino y sostenido. Fue una alumna ejemplar y es una persona naturalmente alegre, de esas a las que nunca le faltan ganas de bailar.
Fotos: Bruno Imanol
Cuando Jocelyn se fue a estudiar a Montevideo, su padre se anotó “Gestión Cultural” en la billetera, para no olvidar el nombre de esa nueva e indescifrable carrera que estudiaba su hija. Fue parte de la primera generación de egresados del CLAEH y en su paso por Montevideo tuvo participación como bailarina en la novela Dance, la fuerza del corazón [Canal 10] y cursó primer año de magisterio, hasta que un amigo en común le presentó a Edinson Cavani. Tengo el recuerdo marcado de ver el rostro de Jocelyn impreso en tapas de revistas que la anunciaban como la nueva novia del ídolo, y saber que esa exposición para ella sería un tormento. Ya van más de doce años de relación y con el tiempo se fue adaptando a la nueva vida, en la que hoy forman parte también sus dos hijos: India y Silvestre. Cada tanto se filtra una foto de sus redes sociales a la prensa, pero ellos llevan una vida austera, de perfil bajo, acompañando la talentosa carrera de Cavani y sabiendo que cuando el fútbol se acabe, se instalarán en Uruguay a vivir la vida tranquila que siempre anhelaron. Aprovechando que están instalados en Buenos Aires y queriendo saber más de su proyecto literario Le Rêve, nos sentamos a conversar con mi amiga de la infancia Jocelyn Burgardt.
Desde hace un año están instalados en Buenos Aires con Edinson como estrella de Boca Juniors, ¿cómo los trata la ciudad de la furia?
Buenos Aires tiene una mística particular. Yo siempre viví muy tranqui y venirnos para acá me implicaba salir de mi zona de confort. El mundo Boca se vive muy intensamente, la prensa argentina es compleja y eso me preocupaba. Fue un cambio enorme que me sorprendió para bien, la verdad nos adaptamos muy rápido. Nosotros vivimos en provincia, entonces estamos alejados de la locura que tiene Buenos Aires. Es muy parecido a vivir en Uruguay. También creo que se dio la oportunidad en el momento justo. El año pasado me pasaron muchas cosas a nivel personal que me hicieron tener muchas ganas de volver a estar cerca. Después de la maternidad me pesaba mucho estar lejos de mi familia.
Venirnos para acá creo que fue como una bisagra a lo que será nuestra vida después del fútbol. A mí me significa estar más cerca de mi proyecto y a Edi también le permite pensar en qué se viene después. En el fútbol los procesos son inmediatos, no hay tiempo para acomodar el cuerpo. Siento que estar en Argentina nos ayuda a conectar con el después, nos permite imaginar cómo será nuestra vida luego del fútbol.
Hay mucho en el imaginario colectivo de cómo es la vida de los deportistas de élite y sus familias, ¿cómo fue para vos esa experiencia al principio? ¿cómo lo vivís hoy?
Con el fútbol se entra en un mundo diferente. Hay muchos prejuicios, se habla mucho del tema. Yo era una estudiante de Bella Unión, recién recibida, que vivía con amigas en Montevideo, que de un día para otro me metí en el complejo mundo del fútbol. Al principio no fui muy consciente, me enamoré y me tiré a la piscina. Yo no había viajado nunca a ningún lado y de repente estaba viviendo en París. Los primeros años me costaron. Con Edi recién nos estábamos conociendo, empezamos a convivir muy pronto, estaba en una cuidad nueva, no hablaba el idioma... Tampoco conocía la dinámica de acompañar a un deportista y todo lo que eso conlleva, al principio no pertenecía. Después me fui adaptando… Mientras estuvimos en París hice posgrados, aprendí el idioma, hice un círculo de amistades, tuvimos perros, construimos un hogar, fui madre por primera vez. Viví muchas experiencias increíbles y me sorprendí de mí misma de cómo las fui sobrellevando.
La incertidumbre del mundo fútbol fue una de las cosas que más me costó acostumbrarme. Yo soy muy estructurada y fue un desafío para mí no tener las cosas bajo control. Un día estás acá, quizás al otro día te tenés que ir, no sabés dónde vas a estar mañana. No podés planificar nada a largo plazo. Esta dinámica te afianza mucho a tu pareja. La gente va y viene, pero los que siempre quedamos en las buenas y en las malas somos nosotros. Es un vínculo muy especial.
Con Edi elegimos llevar una vida tranquila. Siempre traté de mantenerme al margen de la farándula, no entrar en la competencia entre mujeres –que existe, aunque no en todas las culturas o clubes es igual–. Yo siempre tuve muy claro quién era, de dónde venía, sabía lo que quería, lo que me gustaba y lo que no. Yo elegí acompañarlo y esta decisión me llevó a crecer mucho en tantos sentidos: como mujer, como mamá, como profesional. Todas las vivencias me hacen lo que soy.
¿Cómo surge la idea del proyecto Le Rêve?
La idea del proyecto surge en el período que vivimos en Mánchester. A mí me costó mucho adaptarme a la vida en Inglaterra, sobre todo por el clima. Yo tenía a India chiquita y estaba embarazada de Silvestre. Coincidió con una etapa dura de la pandemia, había una cuarentena muy estricta y el clima era hostil.
Un día estaba charlando con una profesora con la que siempre mantuve contacto y le tengo mucho cariño, me acuerdo que le conté cómo me estaba sintiendo y ella me habló de la cantidad de artistas británicos que existen. Me hizo pensar que seguramente vivir en un clima tan gris los llevó a acercarse al mundo artístico y florecer creativamente. Me invitó a buscar algo que me guste para un proyecto personal. Me dijo: “mientras estás gestando a tu bebé, usá ese tiempo para gestar algo para vos”. Me dejó reflexionando mucho.
Al poco tiempo fue el cumple de India y una amiga me hizo llegar un libro con el nombre de ella en la tapa. Apenas lo vi, entendí que era eso lo que quería hacer. Quería un proyecto que tuviera que ver con los nombres y su historia. Nosotros nos dedicamos mucho a la elección de los nombres de nuestros hijos y sabía que detrás de cada nombre hay una historia. También mi nombre y el de Edi tienen su propia historia. Me puse a escribir la idea y empezó a fluir muy rápidamente. El proyecto fue creciendo a la par de Silvestre y se convirtió en un emprendimiento familiar.
Yo me imaginaba mucho la parte social que podía hacer con los libros –sobre todo en el interior–, pero necesitaba ayuda para la gestión. Quería que sea un producto 100 % uruguayo y era un desafío. Llamé a mi amiga y colega Quilia, le conté la idea y decidimos avanzar juntas. Lo lanzamos en noviembre de 2021.
¿Qué nos podés contar de los libros que conforman el catálogo?
Se trata de libros personalizados donde el lector se siente parte de la historia. Hay varias historias con el mismo disparador común: la historia de tu nombre. El nombre es el primer regalo que recibimos de las personas y la idea de los libros es que te invitan a querer saber más. La idea es que a partir de la lectura se puedan entablar charlas con los papás o adultos responsables.
Después de hacer muchas actividades en distintos contextos, entendimos la magnitud de cómo influye saber porqué eligieron tu nombre, qué significado tiene, cómo fue el proceso de tus padres para elegirlo... Es un punto clave de la identidad de la persona que influye en autoestima y seguridad.
Entre los autores solo hay un escritor profesional –Alejandro Corchs–, el resto son niños y adultos a los que invitamos a participar. Todos los autores son personas muy especiales para mí. También editamos el libro de Edi. Su nombre tiene una historia muy particular y quería contarla en un libro. Es el único ejemplar del catálogo que no es personalizado, ya que cuenta su propia historia.
Hace un año lanzamos libros de grafomotricidad. Los hicimos pensando en la infancia y nos sorprendió que muchas personas los compraran para adultos mayores. Me emociona lo que sucede con nuestros libros.
Haciéndole honor al proyecto: contanos el porqué del nombre Le Rêve.
Quería algo que hubiera marcado mi historia. A mí me costó mucho desprenderme de todo lo que viví en París, por lo que elegí llamar a este proyecto Le Rêve, que en francés significa “el sueño”. Por mucho tiempo soñé con poder conectar educación, gestión y cultura, y con este proyecto lo logré concretar.
¿Qué significa para ti, como ciudadana del mundo, ser de Bella Unión?
El salto de Bella Unión a Montevideo ya es muy grande y te obliga a crecer mucho, pero siempre digo que ser del interior te da muchas cosas positivas. Bella Unión me regaló una infancia hermosa. El estilo de vida es muy distinto y es una ciudad con muchas particularidades. A mis hijos les encanta ir, les llama mucho la atención: el parque, la plaza, la chacra. Para mí es muy especial ser de Bella Unión. Tenemos una inocencia genuina que me encanta.
Hay algo que siempre me asombra y es que en cualquier parte del mundo te podés encontrar con alguien de Bella Unión. Por un lado hay muchos uruguayos que no saben ni dónde queda, pero por otro lado me he encontrado con gente de mi ciudad en los lugares más insólitos que te puedas imaginar.
Ping Pong con Joce Burgardt:
- Un artista: Shakira.
- Una película: Billy Elliot.
- Un libro: “La rueda de la vida”, de Elisabeth Kübler-Ross.
"Me lo regaló mi amiga Loly en un momento muy difícil para mí. Necesitaba sobrellevar una pérdida muy dura, no estaba pudiendo atravesar el duelo sola. Este libro me hizo entrar en el mundo de la muerte y fue un puntapié para pedir ayuda". - Tu lugar en el mundo: Mi familia.
- Un sueño por cumplir: A nivel laboral construir un centro cultural para niños en Uruguay. A nivel personal, vivir tranquila y en armonía, en equilibrio.