Doce músicos en escena conforman Cumbia Club en el escenario y casi la misma cantidad son el equipo que hay detrás: más de una veintena de personas detrás de una banda de amigos que toca cumbia. Para mí son la personificación de la profesionalización de la cumbia. Le pregunto a Hernán cómo se siente con ese concepto y se queda pensando: “Hace poco una periodista de Bogotá nos dijo algo que me quedó resonando. Dijo: ‘Ustedes tienen veneno’ y me gustó, lo entendí como un picor… Más allá de la profesionalización, que está, me gusta pensar que lo que proponemos tiene un poco de veneno, un poco de barro”, dice.
Hernán, vocalista de Cumbia Club, nos recibe para esta entrevista desde Perú. Viajó a Lima para grabar una colaboración con una artista peruana, aún sin anunciar. Ellos trabajan muy bien el factor sorpresa, en sus fiestas mensuales llamadas El Club de la Cumbia, traen artistas invitados que dejan a los asistentes de boca abierta. A sus shows han llegado por sorpresa varios músicos de renombre: Natalia Oreiro, La Bersuit, Chancho Ramos, El Kuelgue, Emiliano Brancciari, entre más artistas locales e internacionales. En pocos días, el próximo jueves 9 de enero, habrá un show especial de Cumbia Club en Open Park, en Punta del Este. En InfoStyle quisimos saber todo de este proyecto que no para de crecer al ritmo de la cumbia.
¿Cómo fueron los inicios de Cumbia Club?
Cumbia Club surge en 2016 y me pasa algo similar a los primeros recuerdos de vida, que te los cuentan, pero vos no los recordás, porque yo no estuve desde los inicios. Se gestó con un grupo de amigos: Chino, Guz, Agus, un montón de gente que había en la vuelta… Ese grupo ya venía tocando música en otros proyectos y les surgió una necesidad puntual de volcarse a la cumbia. Se dio de una forma muy natural, sin planes. Como los inicios más genuinos, no había una idea clara, sino puro disfrute. Por lo pronto hemos logrado sostener eso, que me parece bastante importante.
El primer show de Cumbia Club fue en un campamento infantil donde se tuvo que cambiar la letra de algunas canciones. Una de las canciones que hacían en ese momento era “Mira como está la Vagancia”, que dice: “mirá cómo está la vagancia en este baile, todos re mamados con las manos en el aire” y se cantó “mirá como está… no sé qué… en este baile, todos disfrazados con las manos en el aire”. Todo eso me lo perdí, por desgracia.
Después todos los shows que surgieron fueron en la escala de una banda que está empezando. Aun así, siempre fue un proyecto muy ambicioso. Al menos lo que yo veía al momento que entré es que la proyección siempre estaba puesta en dos o tres años para adelante, no en lo que estaba pasando en día a día. Eso fue lo más me sedujo, en esa proyección uno puede imaginar todo lo que puede pasar.
Dos años después, en mayo de 2018, de una manera bastante azarosa, entré como guitarrista. Yo venía tocando en otros proyectos, pero nunca había tocado cumbia. El repertorio era bastante largo, por lo que para mí fue bastante demandante. Me acuerdo que para el primer ensayo estudié como nunca antes. Para mí representaba algo complejo y desconocido. Para ese primer ensayo llegué muy nervioso, pero muy estudiado. Empezó como un juego, pero ya se respiraba que era un juego en serio.
¿Cómo describirías la experiencia de El Club de la Cumbia?
El Club de la Cumbia es un espacio que la gente utiliza para soltar. En ese espacio hay una banda residente, que es Cumbia Club, se suman artistas invitados y DJs que tocan complementando entre las tandas. El Club de la Cumbia surge en Solitario Juan y en julio de 2019 fue la primera edición en la Sala del Museo, que hoy es nuestra casa, estamos allí todos los meses.
El público ha desarrollado un sentido de pertenencia muy fuerte con esa fiesta. Eso lo genera la repetición, la impronta de la fiesta, el clima que el mismo público genera. Es un espacio de disfrute.
¿Qué retrospectiva hacés del último año de Cumbia Club?
Los cierres de año son momentos de balance y me di cuenta que en este caso la actividad le ganó a la memoria. Me cuesta recordar todo lo que pasó en 2024, dimensionar todo lo vivido. Fue un año de muchísima actividad. Aun habiendo proyectado mucho de lo que iba pasar, siempre hay sorpresas, y eso es una de las cosas que más nos motiva. Que aparezcan cosas que no estaban en los planes siempre representa un desafío.
El 2024 tuvo varios hitos: algunos frutos de nuestra proyección y otras sorpresas, como fue el show en conjunto con el Ballet Nacional del Sodre. Montevideo Shopping impulsaba la idea de unir Ballet y Cumbia a Beneficio de la Comisión de Lucha contra el Cáncer. Cuando llegó la propuesta la primera sensación fue de temor: dos disciplinas que a priori parecerían estar en las antípodas, articular el show sin que sea aparatoso o parezca un chiste. Desde la primera reunión nos quedamos tranquilos porque era un equipo muy sólido. Empezamos a trabajar y a intercambiar, hubo mucha confianza entre todas las partes.
Fue muy novedoso para nosotros. Hacer un show en Adela Reta, en conjunto con el BNS. Implicaba cambiar de mood significativamente. La cumbia tiene mucho que ver con el cuerpo, con bailar, con soltar… En este caso la danza pasó algo para ser visto en vez de experimentado. El contexto del show fue el cambio más sensible en relación a lo que veníamos haciendo. Quedamos muy contentos con el resultado.
Otro highlight del año que tal vez no es tan visible, pero creo que sin duda es importante, fue sostener la Sala del Museo. Los shows más grandes parecen ser mojones, pero sostener lo construido es clave para Cumbia Club. La sala del Museo es nuestra casa y es un espacio que cuidamos mucho.
Por supuesto la fecha en la rambla fue el gran cierre del año. Fue algo distinto a lo que veníamos haciendo por una cuestión de tamaño, fueron 20.000 personas. Disfrutamos mucho. Cuatro invitados: Lucas Sugo, Larbanois & Carrero, Rada y Charly Sosa.
Era una fecha donde queríamos representar gran parte de la base musical de nuestro país. Estos cuatro proyectos representan eso: Larbanois & Carrero como referentes indiscutidos del cancionero popular; Rada, para mí, es el sonido de Uruguay; Charly interpreta la canción uruguaya más escuchada en el mundo y Lucas Sugo es un referente reciente de la charanga –que se le dice a la cumbia del interior– que de alguna manera se transformó algo integral de Uruguay y no solo asociado al interior. El show más convocante en la historia del club de la cumbia tenía sentido que sea con los nuestros.
¿Qué sucede con Cumbia Club en el interior del país?
Nuestro país es pequeño, pero insertarse en el interior no necesariamente es sencillo. Hay cosas que suceden en Montevideo que están completamente abstraídas de lo que sucede en el interior, y viceversa.
Lo primero que quisimos abordar nosotros es el interior de nuestro país, diría que estamos en ese camino en este momento. Este año hicimos bastantes ciudades, sobre todo en el circuito de festivales de todo el país. En el interior no pasa lo mismo con Cumbia Club que en Montevideo. Cada vez que vamos tenemos que defender algo que no tiene antecedentes. La gente está viendo a un grupo desconocido haciendo un repertorio de canciones. Es interesante tener esa hoja en blanco y ver que la respuesta final es positiva.
En los últimos años la cumbia del interior y Montevideo se ha vuelto más horizontal. No hay una distancia significativa entre los géneros y las formas de hacer las cosas, pero sí hay antecedentes distintos… Creo que hoy la gente es más permeable a consumir música y a recibir cosas nuevas sea en el lugar que sea. Eso es una ventaja para nosotros. Es un buen momento para ir como desconocidos a defender nuestro proyecto a lugares nuevos, sea en Uruguay o en el exterior.
¿Cómo han sido las primeras experiencias fuera de fronteras?
Este año viajamos dos veces a tocar cumbia a Colombia. En toda la previa tuvimos muchas sensaciones internas y colectivas. Escuché muchas voces, incluso las que lo veían como una especie de insolencia por parte nuestra la idea de viajar a Colombia. La realidad es que si hacés cumbia, es lógico querer ir a la fuente, para ver cómo es y querer mostrar lo tuyo.
La primera experiencia fue en Bogotá, viajamos a la Universidad de los Andes donde tienen un programa en el que regularmente invitan proyectos artísticos del mundo a mostrar su arte en su auditorio. Es un programa de mucha calidad por lo que hay personas que consumen la programación de la universidad de forma casi incondicional. Estaba a nuestro favor que es gente predispuesta a escuchar cosas nuevas. La respuesta fue muy buena.
La otra experiencia fue en Medellín en conjunto con Los Cumbia Stars, que es una banda con la que nosotros ya tenemos relación: vinieron a Uruguay en 2023 y hemos colaborado juntos. Fue una experiencia más de boliche, más en el barro, estuvo muy bueno. Toda la experiencia en Colombia fue increíble.
También estuvimos en Rosario, Santa Fe, que pasa algo similar en el sentido que hay una cultura cumbiera muy sólida, el público conoce mucho de cumbia y también representa un desafío tocar ahí. Este año fuimos dos veces y sentimos que eran dos partidos difíciles.
Allá nos dieron un lugar central en la grilla de un festival muy importante que se llama Cumbión del Paraná. El escenario ya viene caliente y quienes arman la grilla confían en que vas a sostener esa dinámica que se viene manejando. La grilla estaba plagada de artistas cumbieros que representan una base fundamental en nuestra formación. No recuerdo haber estado tan nervioso como en la previa de Rosario. La gente nos recibió muy bien, fue sorpresivo. Fueron experiencias que realmente nos llenaron.
¿Qué proyecta Cumbia Club para este 2025?
Estamos trabajando en material de estudio que, a diferencia de lo que veníamos haciendo, en este caso va a incluir canciones nuestras. Disfrutamos mucho la instancia de hacer canciones, pre-producir, ir al estudio, grabar… Ya a principios de este año vamos a empezar a compartir canciones inéditas.
Por otro lado, El Club de la Cumbia va a seguir existiendo tal cual lo conocemos, y al mismo tiempo habrá novedades. La Sala del Museo siempre va a estar, pero eventualmente nos gusta probarnos en otros lugares, experimentar otras dimensiones.
Nuestra idea es seguir viajando: tanto el interior como el exterior forman parte de la agenda. Ya tenemos varias fechas agendadas en el interior, sobre todo en el circuito de festivales, que nos alegra mucho. Esperamos tener un cierre de año similar a lo que sucedió en 2024, pero todavía falta para eso y el tiempo dirá. Todo eso forma parte de nuestros planes, pero esencialmente lo que queremos es seguir intercambiando con la gente que nos vamos cruzando, dejarnos sorprender por lo que vaya surgiendo y que no necesariamente está en nuestro mapa de ruta. El camino que venimos recorriendo representa cómo queremos ir desarrollando nuestro proyecto y las ganas de compartir con la gente que está haciendo música en la región.
Ping pong con Hernán Díaz:
- Un músico: Jaime Roos
- La arenga antes de salir a cada show es un mashup de Un brindis por Pierrot y The Wall
- Un invitado/a con el que sueña Cumbia Club: Julieta Venegas
- Una película: El viaje hacia el mar
- Un desafío: Que esto no sea efímero