Hace poco probé SUP yoga con Ticky por primera vez y, en el proceso, me di cuenta de algo: la razón por la que no invertimos no es la falta de dinero, información o recursos. Es algo mucho más profundo, y lo viví en carne propia.
Tenía años queriendo intentarlo. Me daba curiosidad, me emocionaba la idea de pararme sobre una tabla en medio del agua, encontrar equilibrio y conectar conmigo misma. Pero algo me frenaba: el miedo. Miedo a no saber cómo hacerlo, miedo a fracasar, miedo a tener que coordinar demasiadas cosas y no poder. Miedo a que todas las demás fueran mejores que yo.
Finalmente me animé. Me subí a la tabla y, para ser honesta, no fue fácil. Mis movimientos eran torpes y no lograba remar. Me decía a mí misma que era obvio que no iba a poder. Miraba a todas las chicas yéndose lejos, mientras yo seguía paralizada. En ese momento, alguien del grupo me vio, tomó mi remo y me mostró cómo hacerlo. Ya habían explicado la teoría antes, pero que alguien me tomara la mano en el mar y me guiara en ese momento hizo toda la diferencia. Me dio la confianza de que no estaba sola, que alguien me estaba mirando y que me iban a ayudar. Poco a poco empecé a avanzar.
Al final, no solo remé, sino que logré pararme en la mitad del mar.
En ese momento lo entendí: lo que me detenía no era mi falta de habilidad ni de equilibrio. Era el miedo. Ese miedo que te paraliza, que te hace creer que no eres lo suficientemente buena o que tal vez ni siquiera deberías intentarlo.
Y es exactamente lo que veo en tantas mujeres que quieren empezar a invertir.
No es la falta de dinero lo que nos frena. No es que no sepamos lo suficiente o que no tengamos tiempo. Es el miedo al qué pasará si me equivoco. El miedo a no saber cómo avanzar, a perder, a fracasar.
Pero aquí está la verdad: del otro lado del miedo está la libertad. La libertad de saber que eres capaz, de construir un futuro mejor, de demostrarte que puedes hacer cosas que nunca pensaste posibles.
Invertir no es solo cuestión de dinero. Es una decisión que cambia cómo te ves a ti misma. Es decidir que mereces libertad, opciones y seguridad. Y lo mejor es que, igual que con el SUP yoga, no tienes que hacerlo sola. A veces, todo lo que necesitas es alguien que te guíe, que tome el remo contigo y te ayude a empezar.
Hoy te pregunto:
- ¿Qué te frena cuando piensas en invertir?
- ¿Es el miedo a perder dinero?
- ¿Es la idea de que no sabes lo suficiente?
- ¿Es la falta de tiempo para investigar?
- ¿O simplemente crees que invertir no es para ti?
Porque, como descubrí en el agua, la libertad no está tan lejos como creemos. Está justo ahí, del otro lado del miedo.
¿Estás lista para dar el primer paso y empezar a remar hacia tu futuro?