Según los últimos datos de la Organización Mundial de la Salud (OMS), se estima que el 3,8% de la población experimenta depresión. En número concretos, esto se traduce en un total de 280 millones de personas. Y, según la referencia internacional en temas sanitarios, la depresión es aproximadamente un 50% más frecuente entre las mujeres que entre los hombres.
Lo cierto es que son diversos los motivos por los que una persona cae en depresión. Uno de ellos, y cada vez más visto en el consultorio, es la depresión postoperatoria. Un estudio realizado por el Journal of Evaluation in Clinical Practice demostró que aproximadamente la mitad de los encuestados habían sufrido depresión postoperatoria antes de ser dados de alta del hospital.
Quienes se someten a cirugías estéticas no son ajenos a esta realidad.
La depresión postoperatoria es un término que se utiliza para describir la aparición de síntomas de depresión después de someterse a una cirugía. No es infrecuente que las personas experimenten una variedad de emociones después de una cirugía, como ansiedad, tristeza y cambios de humor, debido al estrés físico y emocional que conlleva el proceso quirúrgico.
Sin embargo, cuando estos síntomas se vuelven más intensos, persistentes y debilitantes, pueden ser considerados como una forma de depresión.
Los síntomas comunes de la depresión postoperatoria pueden incluir:
- Sentimientos de tristeza y desesperanza.
- Pérdida de interés en actividades previamente placenteras.
- Fatiga extrema o falta de energía.
- Cambios en el apetito y el peso.
- Problemas para dormir o dormir en exceso.
- Dificultad para concentrarse o tomar decisiones.
- Sentimientos de inutilidad o culpa excesiva.
- Pensamientos de suicidio o autolesiones.
La depresión postoperatoria puede ser causada por una combinación de factores, que incluyen el estrés físico de la cirugía, los cambios en el equilibrio químico del cerebro, la preocupación por la recuperación y otros factores emocionales y sociales. Además, las personas que ya tienen antecedentes de depresión o trastornos del estado de ánimo pueden tener un mayor riesgo de experimentar depresión después de una cirugía.
El detrás de escena: ¿qué sucede en los consultorios?
A partir del día siete y doce, los pacientes empiezan a ver que sus cambios no son tan favorables, ya que el proceso inflamatorio del cuerpo empieza a darse de manera natural. Como resultado, ven un cuerpo inflamado y cuadrado. Y es allí donde empiezan los arrepentimientos del “¿por qué pasan estas cosas?.
De ahí viene un estado emocional muy lábil, en donde se encuentran bien, se encuentran mal, se encuentran irritadas; pero siempre con tendencia hacia lo negativo. Y esto va a durar aproximadamente unos tres o cuatro meses.
Factores que conspiran a favor de la depresión post cirugía estética
La depresión postoperatoria suele presentarse cuando las pacientes no están convencidas de querer operarse y aún así lo hacen. O cuando se sienten presionadas por operarse, o bien cuando tienen una idea de una cirugía y ya se les explicó por qué tiene que ser diferente. En muchos casos, las pacientes no logran comprender esto último.
Esto suscita que acepten operarse pero tienen miedo. Entonces, cuando ven el resultado, no les gusta y piensan que es por responsabilidad del médico. Eso genera depresiones o temas de distimia en los pacientes.
Otra forma en que aumentan los riesgos de sufrir depresión tras una cirugía es en aquellas pacientes que se deciden a operar para evitar divorcios o separaciones. O cuando no tienen el dinero completo y empiezan a conseguir dinero prestado, pero tampoco cuentan con capital para la recuperación, que también es un gasto importante.
Desde el lado profesional, la manera en la que podemos contribuir es hablando con los pacientes en la consulta preoperatoria. Ese es el momento adecuado para poder hablar acerca de este tipo de procesos y dejar bien en claro que es una etapa difícil si la paciente no se encuentra con calma.
Un aspecto no menor es el “ruido social”. La mirada del otro, de aquel círculo que rodea a la paciente. Muchas veces esto juega un papel crítico en este proceso. Por eso, la opinión de amistades y familiares influye mucho en cómo la paciente va a resentir esta recuperación.
Se puede trabajar de la mano con otros profesionales, como psicólogos o psiquiatras. Sin embargo, el cirujano no puede desprenderse de su responsabilidad, y debe ser un acompañante firme a lo largo de este recorrido.
Es importante que las personas que experimentan síntomas de depresión después de una cirugía busquen ayuda y apoyo médico adecuado. Los médicos y profesionales de la salud pueden proporcionar tratamientos que van desde la terapia de conversación hasta la medicación, según la gravedad de los síntomas. Además, contar con el apoyo de amigos y familiares puede ser fundamental.